Amadora y la Virgen de los Dolores
A finales del siglo XIX contaba este relato Amadora, una vecina de Palenciana. Tenia cinco años de edad, en su casa como era normal (es en época de fiel catolicismo), antes de acostarse rezaban el Rosario toda la familia unida, el padre, la madre y los hijos.
Estando rezando una noche la familia, Amadora al acabar de rezar, le dijo a su madre que porqué no le enseñaba los misterios del Santo Rosario al igual que a sus hermanos. La madre le contestó que todavía era muy pequeña, ella se acostó muy enfadada por la respuesta de su madre y se quedó dormida, entrando en un profundo y hermoso sueño que cambiaría su vida.
Soñó que entraba a la iglesia de su pueblo (Palenciana) y al entrar se dio cuenta que la iglesia estaba cambiada, vio al principio del pasillo una pila de agua bendita que ella no había conocido, pero que años antes existió.La niña se dirigió hacia esa pila de agua bendita y subiéndose en un escalón de madera que dicha pila tenia para poder alcanzar el agua, inclinó la cabeza y se echó agua en la frente. Entonces oyó una voz que decía “HIJA MIA, VEN HACIA AQUÍ” … mirando hacia el lado izquierdo vio como María Santísima de los Dolores la llamaba. La niña no se asustó y cariñosamente le respondió diciéndole: “ya voy CHACHA “… y acercándose hasta el Altar de la Virgen, se subió de un salto llegando hasta sus plantas divinas.

La Virgen le dice: “se que te gustaría saber los misterios del Santo Rosario, ¿verdad hija mía?”, a lo que Amadora contesta: “si, pues todos en mi casa lo saben menos yo… solo se decir Dios te Salve y Santa María“; la Virgen le pide que se dirija hacia la escalera de la torre y se suba en el primer escalón, una vez allí, le dirá el primer Misterio (la Encarnación del Hijo de Dios).
Y así, subiendo los escalones uno a uno, la Virgen fue diciéndole todos los misterios del Santo Rosario, siendo cada escalón un misterio diferente, hasta que llegó al último, que desemboca en el Coro y que es el escalón número 15 (los 15 Misterios del Rosario). Cuando la niña acabó de subirlos, ya sabia todos los misterios, pero no eran unos misterios normales… ella los aprendió con unos versos muy hermosos que alababan a Dios y a la Virgen.
La Virgen le dijo a la niña que ya sabía todos los misterios y si prometía no contarlo a nadie y la visitaba mañana, le daría un regalo, a lo que Amadora contestó que no lo contaría y en ese momento la niña despertó de su sueño.
Esa mañana, muy feliz y contenta por la visión que había tenido, llamó a su madre diciéndole: “Madre… ya aprendí los misterios…”; la madre al comprobar que los sabía pero que eran tan hermosos y diferentes a los que ella conocía, le preguntó: “¿quien te los enseño?”, y Amadora contestó que no se lo podía decir porque perdería su regalo; pero la madre la obligó a que se lo contara y así la niña le dijo el sueño que había tenido.
La madre con gran asombro vio que había sido un milagro de la Virgen de los Dolores, mientras que la niña con tristeza, seguía pensando que ya no tendría su regalo, pero la madre le dio consuelo diciéndole: “no hay mayor regalo que haber hablado en sueños con la Virgen María “.
La madre también comprobó que la Virgen le había mostrado a su hija una imagen de la Iglesia como estaba en el pasado, pues la niña era imposible que conociera lo de la pila del agua bendita, ya que ella apenas lo recordaba.
Muy agradecida por todo esto, se dirigió a la Iglesia con su hija Amadora para dar gracias a Dios y a María Santísima de los Dolores.

Esta es una historia real que me ha sido contada por las nietas de Amadora Cruz Vílchez.
Antonio Jiménez Jiménez
Hermano Mayor de la Cofradía de
María Santísima de los Dolores
del Pueblo de Palenciana
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