Como cada año, mientras recorro el pueblo, voy haciendo fotografías, al mismo tiempo que observo lo que está sucediendo durante los días de Semana Santa en Palenciana.  No cabe la menor duda de que se desarrolla una gran actividad en la que la tradición, la cultura, la devoción, el ocio y la gastronomía se mezclan con el olor a canela, azahar de los naranjos y el incienso. 

Por estas fechas me gusta revisar las fotografías de las Semanas Santas anteriores y cada año veo aparecer caras nuevas, que junto a las familiares de todos los años, hace que la Centuria siga creciendo. Esto es un buen síntoma, que la Centuria consiga consolidar lo que tiene y además incorporar nuevos socios; pienso, que seguramente se debe a que son capaces de innovar, de hacer cosas nuevas y de mantener la ilusión de sus socios y por supuesto de los vecinos y vecinas de Palenciana. 

Conseguir todo ésto en la actualidad no es poco, pues la multitud de ofertas de ocio y donde pasar el tiempo libre es infinita. 

También compruebo como los proyectos de años atrás se hacen realidad y se consolidan. Cuando voy al Cuartel, oigo cómo discuten en sus reuniones, y veo las inquietudes que tienen estas personas que forman parte de la directiva, de los nuevos proyectos, sobre todo ahora que tienen un local permanente y les escucho decir: que tienen que hacer un museo, un archivo con las fotografías de años anteriores, un libro, una exposición, que quieren mejorar la banda con su Escuela de Música, de dar un uso social al local, que no sea solo un bar. Realmente, cuando oigo estas cosas me doy cuenta de que es una organización que está viva, que tienen ideas y que piensan en proyectos de futuro.